miércoles, 7 de septiembre de 2011

7.- LAS SECTAS DESTRUCTIVAS

Las mejores definiciones de lo que es una secta destructiva las han dado los médicos, sociólogos, psicólogos y psiquiatras, pues lo han hecho con bases verdaderamente científicas perfectamente observables y comprobables.
El tema de las sectas destructivas es una realidad cada vez más significativa en nuestro mundo. Hay cientos de organizaciones que, aprovechándose de la libertad religiosa que, por ley, tienen casi todos los países de la cultura occidental, y con claro desprecio de la verdad, se inscriben como sociedades religiosas e incluso cristianas, cuando en realidad no tienen nada de lo uno ni de lo otro.
Desde 1978, año del dramático suicidio de Guyana,“secta” pasó a significar “agrupación antisocial, siniestra, de carácter fanático y muy peligrosa”.

Peligrosidad de las sectas
Todas tienen un grado, aunque no el mismo, de peligrosidad. El común a todas ellas es el “lavado de cerebro” al que someten a sus adeptos. Concomitantes a él, surgen la explotación, la falta de ética y de transparencia y los peligros para la salud física, mental y espiritual.

Peligros particulares de las sectas más extremas:
Suicidios colectivos
En 1978, la opinión pública mundial fue sacudida por el suicidio colectivo de 914 personas en Jonestown, Guyana. Eran los seguidores del reverendo Jim Jones, quien también se autoinmoló. 
En marzo de 1993, más de 80 personas se suicidaron junto con David Koresh, en Waco, Texas, por motivos religiosos.
En 1994, el grupo esotérico La Orden del Templo Solar efectuó varios suicidios en Suiza y Francia; todos eran seguidores del homeópata Luc Jouret. Murieron cuarenta y ocho personas.
En noviembre del mismo año, las autoridades de Ucrania impidieron el suicidio colectivo de los seguidores de Marina Tsvygun, líder de La Fraternidad Blanca, quien afirmaba que era la reencarnación de Cristo. Fueron arrestadas 779 personas en Kiev. El culto tenía entonces 150 mil seguidores en la ex Unión Soviética.
El 20 de marzo de 1995, en Tokio, Shoko Asahara ordenó a sus seguidores de la secta La Verdad Suprema, que colocasen bombas con gas sarín neurotóxico en el sistema de transporte del metro. Doce muertos y más de doce mil intoxicados. Un segundo atentado en otra estación no explosionó por fallo del mecanismo; la mezcla de cianuro e hidrógeno hubiera matado a 20 mil usuarios del tren subterráneo.
El 17 de marzo de 2000 murieron en un suicidio ritual en Kanungu, Uganda, unos mil integrantes de Restauración de los Diez Mandamientos. Posteriormente, se halló que previo al suicidio habían sido asesinados por los líderes de la secta más de 500 desilusionados.
Estos son ejemplos; existen más de tres mil grupos que pueden ser clasificados como sectas destructivas.

Prácticas más comunes
Hoy por hoy, la violación, el abuso sexual de menores, el daño patrimonial a través del fraude y la inducción a diversas enfermedades mentales son algunas de las prácticas más comunes en que incurren cientos de sectas “religiosas” y pseudocientíficas.
Es fácil percibir que el ambiente de las sectas es sumamente peligroso para la salud física, mental y espiritual de los adeptos.

Peligroso para la salud física, porque siempre existirá el riesgo de que el líder, “iluminado”, tenga la “revelación” de la inmolación del grupo.
Peligroso para la salud mental, porque la doctrina de la secta es el “comecocos” de los adeptos. Se acabó su personalidad, su propio criterio, su capacidad de discernimiento y, lo peor, la posibilidad de romper por sí mismos el círculo en que están encerrados.
Peligroso para la salud espiritual, porque, en tal ambiente, no cabe pensar en el espíritu, sólo interesa lo que diga el líder, aunque lleve aparejados el fraude, la violación, la disponibilidad sexual para satisfacerle y todo visto no como algo perverso sino como el culmen de la perfección.

El pánico de las familias
Ante tales hechos, los familiares de los que han tenido la desgracia de caer en las garras de una secta lloran y sufren impotentes. Son muchas las familias destrozadas.
Es difícil detectar los primeros contactos con la secta, pues ni el interesado se da cuenta de que está siendo captado, tal es la perfección de los métodos de captación empleados por las sectas. Pero es mucho más difícil ayudarle para salir, una vez captado, cambiada su mente y su personalidad, no querrá saber nada de sus familiares, esposo, esposa e hijos, sólo le interesa la secta y lo que digan sus dirigentes.
Algunos logran romper el círculo, los menos; pero, una vez recuperados, son acérrimos delatores de los horrores vividos.

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